Emma Myers siempre ha tenido ese brillo especial una inocencia que era a la vez tentadora y prohibida. Nadie esperaba que el destino la llevara a tales profundidades. Sus shorts rosas apenas cubrían lo suficiente su mirada sugerente prometía un viaje sin retorno. La noche caía y con ella una nueva oportunidad un encuentro inesperado que encendería la chispa. En la soledad de su habitación Emma dejó volar sus fantasías más salvajes. El deseo la consumía cada fibra de su ser anhelaba algo más una experiencia que trascendiera lo conocido. Su mirada se volvió más intensa sus labios entreabiertos una invitación silenciosa. Los pensamientos impuros florecían en su mente y en su cuerpo una promesa secreta. El fuego se encendía y con él la decisión de satisfacer sus más profundos anhelos.